Santiago Sacatepéquez
Barrilete Gigante
Durante toda la mañana y primeras horas de la tarde, los varones adultos, los jóvenes y niños acuden al cementerio, el cual está situado sobre una colina que domina el hermoso paisaje circundante, llevando los pobladores en sus brazos gigantescos barriletes de variados colores y formas que se hacen de papel de China y gruesas varas de Castilla.
Antes de lanzar los barriletes, los niños se encargan de sostenerlos verticalmente apoyándose sobre el piso en espera de que se les dé la orden de soltarlos. Recibida la orden y suelto el barrilete, comienza este a elevarse impulsado por los fuertes tirones que acompasadamente se dan al cordel o lazo que los sostiene. Elevar el barrilete es elevar los sueños de sus fabricantes, mantenerlos el mayor tiempo en el aire y a la máxima altura posible es una de las más grandes aspiraciones que tiene cada uno de los participantes.
El objetivo fundamental, de esta bella costumbre es religioso y cultural, pues los pobladores creen que es un lazo de comunicación entre las almas de los seres queridos que se encuentran fallecidos, y que en esos días visitan a sus familiares en la tierra, y que también reúne a los jóvenes para exponer su talento artístico.
También se cree que los barriletes actúan como mensajeros de paz, porque se les envían telegramas, lo cual consiste en hacer un agujero en un pedazo de papel o cartón y colocarlo en la pita, y en cada jalón que se le da, el telegrama se va elevando hasta llegar al propio barrilete, haciendo llegar a su destino un mensaje de bienestar y súplicas de paz entre hermanos.
Esta tradición fue declarada patrimonio cultural de Guatemala por el Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala el 30 de octubre de 1998. También recibió la Orden del Patrimonio Cultural por el presidente Óscar Berger Perdomo
Origen de la Tradición:
No se puede establecer el año en que se da inicio a esta bella costumbre, ya que existen versiones que indican que la fabricación y vuelo de barriletes inició en los años 1900 y 1910. Lo que si se ha podido determinar es que esta tradición es joven y sus orígenes se registran en este siglo.
Los relatos de los abuelos dan fe de que ellos en su niñez ya se realizaba el festival con la única diferencia es en el tamaño de los barriletes en una entrevista realizada a don (Domingo Con en la década de 1980 teniendo el mas de 90 años) relata que el elaboró los barriles junto a sus hermanos y vecinos de su infancia.
Según datos del centro de estudios folclóricos de la universidad de San Carlos de Guatemala el historiados Celso Lara Figueroa describe: los relatos orales de los vecinos del municipio de Santiago Sacatepéquez dicen que el inicio de la elaboración de los barriletes se hacían con hoja de plátano y con la llegada de algunos comerciantes de origen chino se empezó a utilizar el papel pero eran pegados con una planta que se da en las montañas del municipio llamado popularmente CEBOLLIN, y el armazón era hecho con cañas de castilla el cual se encuentra en los barrancos vecinos a la población.
La razón por la que el festival comenzó a popularizarse fuera del municipio podría deberse a que a principios del siglo XX la ruta para llegar al occidente del país atravesaba el casco urbano de la población.
En la actualidad esta tradición ha trascendido más allá de las fronteras del país por lo que cada 1 de noviembre se puede ver a muchos turistas extranjeros visitando el festival.